“Don Carlos” ( francés) de G.Verdi. Reparto: Giuseppe Gipali (t); Mª José Siri (s); Juan Jesús Rodriguez (bar); Orlin Anastassov (b); Mika Kares (b); Ana Nebot (s); Irantzu Bartolomé (s); Coro de la Opera de Bilbao y Orquesta Sinfónica de Bilbao.Director de Escena: Giancarlo del Monaco. Dirección Musical: Massimo Zanetti. Palacio Euskalduna 24-X-15
La brillantez reflejada en la ópera Don Carlos cantada en francés y de manera integral, nos ha llegado a través no sólo del magnífico canto de la mezzo Damiella Barcellona encarnando a la princesa Eboli, sino por el buen hacer también del barítono Juan Jesús Rodriguez, de la soprano Mª José Siri y del gran bajo que demostró ser el finlandés Mika Kares en el papel del Inquisidor.
En el terreno escénico o visual, la brillantez ha venido de la mano de una producción elegante, amplia y de variado y rico vestuario presentada con éxito hace ya un lustro. Independientemente de la ficción de lo narrado, cuando el cuadro pictórico que servía de telón se alzaba, aparecían esculturas de Carlo V, amplios salones palaciegos y habitaciones con cuidado mobiliario de época. En el ámbito canoro hubo un eje indiscutible para que las voces cantaran y expresaran con destreza y coordinación, o sea, la batuta en la mano del maestro Massimo Zanetti. Ya quedó dicho en su anterior intervención en Bilbao la ciencia operística que atesora, la meticulosidad de su lectura y sobre todo el poder contar para su propio éxito con la Sinfónica de Bilbao, magnífica en todo momento y sobresaliente en los diferentes temas del ballet.
En el capítulo de los solistas, hemos querido destacar a la mezzo Daniella Barcellona porque fue un lujo escucharla en la canción de los velos en la que alardeó de limpieza en su coloratura y de profundidad y firmeza en su otra aria O Don Fatal. No anduvo lejos en méritos en barítono Juan Jesús Rodriguez artista de hermosa voz, de igual color en sus registros, una voz poderosa y que apostó dramáticamente por la seriedad en la escena en lugar de la de un edulcorado amigo. Nos gustó la soprano Mª José Siri porque su voz se acomodó perfectamente al esfuerzo que supone un gran papel de soprano spinto, amalgamando su hermosa voz con la expresividad y el canto controlado. Entre estos destacados citemos también al bajo Mika Kares, cantante de voz bella en su gravedad, de agradable color y buena extensión. Incluso se le podría perdonar que se exhibiera de ridículo Ecce Homo.
Nos gustaría volver a escuchar al tenor Giuseppe Gipali en una obra acorde a sus características vocales, ya que de tenor spinto tiene muy poco. No sería nada extraño que su voz aunque limitada en potencia, nos deleitara en óperas más románticas o líricas porque canta fácil y bonito a pesar de que su voz parezca asordinada. En cuanto a Orlin Anastassov, el bajo que cantó el rol de Felipe II nos pareció que su voz sonaba algo brusca, no siempre de igual color y fría en el recitado, aunque eso sí, muy potente. El coro, como el lujo de contar con una banda musical entre bastidores, actuó en gran medida fuera de escena y cuando aparecía en ella, la sección femenina dejaba la impronta de la delicadeza y la masculina la de una bella gravedad como fue al final de obra. Finalicemos recordando la sencilla coreografía y la perfecta coordinación del ballet Malandain de Biarritz, así como la participación de Ana Nebot en su papel de paje y la de Irantzu Bartolomé por su canto firme y sonoro desde lo alto del auditorio.