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UNA CENERENTOLA GRIS

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Inauguración de Temporada con Bel Canto

“Lucrezia Borgia” de G.Donizetti. Reparto: Elena Mosuc (S); Celso Albelo (T); Marco Mimica (B); Teresa Iervolino (M); Mikeldi Atxalandabso (T); J.M.Diaz (Bar); Fernando Latorre (bar); Zoltan Nagy (Bar);.Coro de la Opera de Bilbao.Orquesta Sinfónica de Euskadi.Director de Escena : Francesco Belloto. Director Musical: J.Mguel Perez Sierra.Bilbao.Palacio Euskalduna 22-X-16.

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El prólogo de la obra nos sirvió para las presentaciones.  En la primera de ellas se nos presentó la mezzo Teresa Iervolino quien encarnó a Orsini con el relato de su historia. La cantó provista de buena línea y gran expresividad,  aunque tal vez a su voz le faltaba una pizca de volumen.En el aria de la soprano Elena Mosuc, “Com´é bello,  la protagonista  nos deparó desde el primer momento una elegante línea de canto y  un bello y expresivo fraseo. Con anterioridad se había manifestado ya el coro, como siempre vibrante en la ópera italiana y finalmente llegó la presentación apasionada de Celso Albelo en el dúo amoroso con Lucrezia.  Soprano y tenor compitieron en dulzura y sensibilidad musical. Sus voces estaban totalmente controladas, no había ápice de intensidad superflua y se deleitaron y nos deleitaron con filados, medias voces y un canto quedo y sedoso lleno de musicalidad. Parecían cantar sin esfuerzo porque no lo hacían fuerte, pero ya se sabe que cantar a media voz y afinado, es más complicado pues se ha de controlar bien la voz.

El primer acto sirvió para escuchar  la voz del bajo Marco Mimica, una voz hermosa y poderosa, de igual color y muy extensa,  apropiada para cantar su deseo de Vendetta, si bien le faltara elegancia.  Es con este  personaje representando a Alfonso D´Este con quien la soprano nos exhibiría una voz diferente a la voz elegíaca que había enseñado anteriormente,  ahora su voz  resultaba sólida y sin apenas vibrato.  La voz del bajo resultaba recia y potente como para que la soprano cantara delicado una situación tensa y de menazas respectivas.

En el segundo acto las cuerdas y metales de la Sinfónica de Euskadi junto con el coro nos introdujeron en la oscuridad de la pétrea  escena, únicamente iluminada por la hermosa  aria “T´Amo qual Dama un Angelo”,   que Donizetti escribió para el tenor ruso Ivanov y que Celso Albelo la abordó con exquisitez. Si el tenor expuso una voz de muy bello color y una asombrosa facilidad en la zona alta, si la soprano desbordó en expresividad, si la mezzo actuó perfectamente en lo dramático, el artista local Atxalandabaso se movió como ninguno en escena. Además su voz penetrante sobrevoló todo obstáculo, llegando al protagonismo . Los barítonos José Manuel Díaz y Fernando Latorre son garantía para cubrir papeles que hacen que una obra alcance la cúspide del éxito porque entre otras cosas son necesarios y también se les juzga.  Al respecto, recordemos la escena segunda del segundo acto, en la exaltación que se hace al vino.

El aria final de la soprano, típica del romanticismo y página de lucimiento, cerró una representación de calidad, en la que Elena Mosuc  volvió a demostrar sus dotes dramáticas, su ductilidad vocal y su excelente técnica. El coro de la Opera de Bilbao canta cómodo con el repertorio italiano en general y Donizetti contempla páginas muy bella de conjunto.  Excelente la batuta del maestro Pérez Sierra y excelente una orquesta de medidos acordes en el acompañamiento, obediente a la batuta y paciente ante el tempo pausado que  a veces impuso el director para disfrute del más puro belcanto. Valió la escenografía pétrea y sobria de una ópera que trascurre siempre de noche, valió también  el vestuario, rico  y variado pero quizás algunas inoportunas alegorías distrajeran la atención  hacia el canto.


LA ABAO CIERRA CON BRILLANTEZ LA TEMPORADA


UN GRAN REQUIEM DE VERDI EN BILBAO

Reparto: Angela Meade (s); Dolora Zajick (m); Gregory Kunde (t); Ildebrando D¨Arcangeli (b). Coro de la Opera de Bilbao y Orquesta Sinfónica Verum. Dirección Musical: Francesco Ivan Ciampa. Pacio Euskalduna 16-IV-16
A caballo entre su ópera Otello y la última que compuso, que fue  Falstaff, Verdi se había centrado en un Requiem en colaboración con otros músicos para homenajear a Rossini tras la muerte de este. La idea no se materializó, pero aprovechando su dolor por el también  fallecimiento del escritor Manzoni, decidió llevar a cabo el proyecto del Requiem por su cuenta, en memoria de este  citado autor de “ I Promessi Sposi”.  La palabra Requiem significa descanso, pero en la misa de difuntos del músico  parmesano se respira algo más que religiosidad. El de Verdi es un réquiem más humano, menos místico que el de otros compositores conocidos y además compuesto  con una estructura vocal y musical al modo operístico. Es justo señalar, en primer lugar, que la ABAO hizo que el Requiem verdiano presenciado en el Euskalduna,  tuviera la calidad y la altura de las grandes ocasiones. Para ello, llamó al maestro italiano Francesco Ivan Ciampa, al que recordábamos de su dirección orquestal en la ópera Attila y  puso a sus pies  una orquesta que ya nos visitó también  en otra ocasión, la Sinfónica Verum, compuesta por jóvenes músicos manchegos  de contrastada valía. Por otra parte, no hace falta hacer hincapié en  que el gran coro apostado al fondo del escenario estaba formado en su mayoría por cantantes de la Opera de Bilbao y claro, se notó. En efecto, resultó admirable la compenetración, la fuerza y la obediencia del conjunto  bilbaino a la mano izquierda del maestro  Ivan Ciampa. Las trompetas ubicadas en lo alto del auditorio resonaron con gran brillantez para dar entrada al Mors  Stupevit correspondiente al bajo Ildebrando D´Arcangelo  e iniciar así la interpretación del cuarteto solista. Detengámonos en el precioso dúo  “Recordare” ofrecido por la soprano y la mezzo en perfecta armonía y con belleza canora. La soprano norteamericana Angela Meade dejó constancia de una voz de bellísimo color, de una exquisita afinación y una línea de canto admirable. Encandiló su media voz y atrajo toda la atención en la parte final de la obra evidenciando una depurada técnica para el total control de la voz. No hace falta decir que los aficionados estarían encantados de escucharla de nuevo. A su lado la admirada mezzo Dolora Zajick recordada por tantos y tantos éxitos en Bilbao y que dio muestras una vez más del volumen de su voz y del sentimiento de su canto. Del “Confutatis” del bajo Ildebrando D´Arcangelo echamos de menos algo más de oscuridad y peso vocal en este grave pasaje, aunque hemos de decir que se trata de un cantante de bella línea de canto y de muy agradable color vocal.  Junto al “ Recordare” y  al “Lacrimosa”, el solo cantado por el tenor, el conocido “Ingemisco” , es otro de los  atractivos de una obra genial en su totalidad. El  artista norteamericano Gregory Kunde, casi afincado en Bilbao, ofreció su aria del “gemido” con absoluto control, con la intensidad  requerida y dado su squillo en su registro alto, no tuvo ningún escollo que le perturbara. En fin, un “Requiem” de gran calidad, de equilibrio y calidad  vocal e instrumental, de una dirección atenta y de un coro de lujo.

Mendelssohnn cerró el maraton musical

Musika—Música- “Sueños de Una Noche de Verano” de F.Mendelssohnn. Reparto: Teresa Berganza (narradora); Lydia Teuscher (s); Eva Gogel (m); Coral de Bilbao y Musicus Koln. Orquesta Filarmonía de Galicia. Director: Christoph Spering. Bilbao 6-III-16.
Muchos de los movimientos  puramente instrumentales como la Obertura, el Intermezzo,  son piezas que suelen escuchar en conciertos y con  mayor frecuencia por supuesto, la Marcha Nupcial. Lo cierto es que la obra de Mendelssohnn apenas contiene parte cantada y el predominio de la voz tan solo concierne a la narración de la trama inspirada en la obra de Shakespeare. Hasta la pieza número tres que se conforma con el dúo de soprano y mezzo no hay canto y a lo largo de un buen número de fragmentos el coro se mantiene sentado al fondo del escenario esperando aparecer con su canto pizzicato tras el número de la danza. Breve intervención pero efectista ya que el binomio de la Coral bilbaína y la de Colonia entremezclados, supieron reflejar ese efecto  elegante. Además de la soprano Lydia Teuscher y de la mezzo Eva Vogel,  a la que por cierto ni se le pudo apreciar la voz que tenía, la narración o papel protagonista corrió por cuenta de Teresa Berganza. La que fuera una muy grande mezzo española compareció inquieta, jugando con su banda encarnada que se le caía del hombro y gesticulando en todo momento, lo bueno es que leyó con gracia, con el arte que un día no lejano lo hacía con su bella voz. A destacar la masiva afluencia este año de un espectador ávido de acontecimientos musicales a buen precio y de calidad.

CUATRO LIEDER PARA UNA GRAN INTÉRPRETE

Musika—Música. Misa de Schubert con el coro Musicus Koln y dirección de Christoph Spering. Lider Canto del cisne con la mezzo Elena Grajera y Cuatro últimas Canciones de Richard Syrauus con la soprano  Hanna Elisabeth Muller y la dirección de Rossen Milanov. Palacio Euskalduna 5-III-16.
Con un  coro ya conocido por su disciplina demostrada en anteriores ediciones como el Musicus Koln del maestro Spering, se inició la segunda jornada musical en el palacio Euskalduna.  Desde el inicio del íntimo Kirie de la Misa de Schubert, el conjunto se explayó en toda su dimensión sonora al llegar el Gloria, demostrando así que treinta voces bien amalgamadas también pueden sonar con estruendo. La labor de los solistas es mucho menor que la del coro ya que su participación es al mismo tiempo y lo mismo  y además con escaso lucimiento. El Benedictus aportó serenidad, así como el final, la cual transcurrió en un clima apacible como se requiere. A media tarde la mezzo pacense Elena Grajera abordó una serie de lieder acompañada de su habitual pianista Antón Cardó.  Enseñó una voz de color cercano a la de soprano y por ello echamos en falta el calor y la profundidad propias de la mezzo para el ciclo que cantó eso sí, con limpieza en el fraseo. Sería a última hora de la tarde cuando disfrutaríamos de lo mejor a cargo de la soprano Hanna Elisbeth Muller. Previamente, la Orquesta del  Principado de Asturias dejó firme huella de su clase al  ejecutar maravillosamente el Poema Sinfónica que narra las vicisitudes del personaje folklórico alemán llamado Till Eulespiegel. Tal vez lo más acertado en lo que se ha presenciado  hasta ese momento en el Euskalduna sucedió en la interpretación de las Cuatro Últimas Canciones de Richard Strauss a cargo de la soprano alemana. Gracias a una voz de bello color, a su control y dominio vocal, a su perfecta programación respiratoria y a su elegancia en la media voz, su versión de los lieder fue perfecta.  Cantó acorde al estilo que se debe y si pareció que no poseía potencia, no era necesario porque la muerte cercana necesita de un canto sereno y tenue.

Se Inicia Musika-Música

MUSIKA—MÚSICA 2016. José Antonio López (bar) y Rubén Fdez.Aguirre (piano). “La Bella Molinera” de Franz Schubert. MUSIKA—MÚSICA: Olatz Saitua (s); Ainhoa Zubillaga (m); José Luis Estellés (clarinete) y Francisco Poyato (piano), Lieder de Mendelssohnn, Scubert, Wagner y Strauss.
De entre la variedad ofrecida en el maratón musical de estos días en el Palacio Euskalduna, nos acercamos al ciclo de lieder “La Bella Molinera” cuyas letras se basan en poemas de Willhem Muller. Poemas individuales narradoras de la naturaleza y luego de triste presagio en contraposición al primer gozo. Con un claro y bien pronunciado alemán, el barítono José Antonio López desgranó paulatinamente y en diferentes tiempos e intencionalidad,  la esencia de los lieder con gran arte. Su voz, recia y poderosa recorrió con fuerza y otras veces con la suavidad requerida los diferentes poemas  compuestos por  Schubert. Utilizó su voz convenientemente en limpio recitado así como en el legato y tras reflejar con mucho gusto la conversación entre el molinero y el arroyo, terminó con control y gran finura la canción de cuna. Un pequeño descanso sirvió para prepararnos e introducirnos en la sala donde la soprano Olatz Saitua y  la mezzo Ainhoa Zubillaga interpretarían  varios lieder. Un par de ellos de Mendelssohnn a dúo, con un resultado fino y armonioso. La soprano puso la alegría, la ligereza  en los lieder que interpretó gracias no sólo al carácter de la música, sino a una voz etérea, elegíaca y siempre musical. La mezzo Zubillaga se encargó de la profundidad con su pastosa y corpórea voz y supo explayar con buen control  y dramatismo sereno el presagio fúnebre de las piezas que le correspondiron. Rubén Aguirre y Francisco Poyato demostraron su valía al piano en acompañamientos precisos en los siempre complicados lieder.

BRILLANTE DRAMA LIRICO

“Manon Lescaut” de G.Puccini. Reparto: Ainhoa Arteta (s); Gregory Kunde (t); Manuel Lanza (bar); Stefano Palatchi (b);Marifé Nogales (m); Manuel de Diego (t).G.Etxabe (bar); David Aguado (b).Coro de la Opera de Bilbao y Orquesta Sinfónica de Euskadi. Dirección de Escena; Stephen Medcalf. Dirección Musical: Pedro Halfter. Palacio Euskalduna 20-II-16.
Empezaremos diciendo que, como siempre, la brillantez de una representación lírica no sólo depende de la interpretación vocal, sino también  de la correcta  lectura y ejecución musical. En una obra de Puccini, como en este caso, es esencial el diálogo de la orquesta con los cantantes. Factor determinante es también el nexo de unión de la música con un drama que se apoya continuamente en los leiv motiv,  lo que evidencia el apego del compositor al estilo wagneriano así como la complicación de la obra por su gran diversidad temática. El maestro Pedro Halfter conjugó perfectamente esa conversación de la orquesta  con los actores y siempre atento y apoyado por una Sinfónica de Euskadi flexible y ágil, se convirtió en la piedra filosofal de la ópera. En el ámbito canoro y cuando  el argumento relata pasión y acción teatral, la soprano Ainhoa Arteta complacerá sin duda. El personaje de Manon  requiere dimensiones teatrales de gran nivel dentro del llamado teatro musical  y la soprano guipuzcoana domina  ese apartado como gran actriz que es.  Además, a su personaje le otorgó un tinte de ternura superior a su fatalidad, con lo que provocará  especial empatía. Su voz pastosa y corpórea sonó pletórica de fuerza con un centro lleno y con unos graves sonoros. Tal vez debiera amortiguar la excesiva intensidad que proporciona en algunos momentos a su canto, con lo que en su balance artístico no figuraría nada negativo. El tenor Gregory Kunde volvió por sus fueros, es decir, al verismo, dentro de un repertorio en el que su voz se explaya a placer y puede reflejar su bello squillo en tesitura alta.  Dio justa réplica a la soprano en la pasión amorosa requerida gracias a ese canto dramático entrecortado y lleno de fuerza. El encargado de cubrir el rol de Lescaut, el hermano de Manon, correspondió a Manuel Lanza, un barítono que sigue mostrando una buena línea de canto y un bello color vocal, si bien pareció faltarle una pizca de volumen. El papel del viejo Geronte estuvo adjudicado al conocido bajo catalán Stefano Palatchi, correctamente caracterizado y tanto vocalmente como escénicamente ajustado. La escena que contó con la mezzo Marifé Nogales cantando el madrigal, resultó de gran finura y muy musical y es que la joven mezzo siempre hace alardes de gusto en su canto y entrega a su papel. Se movieron a sus anchas en escena tanto el tenor de Diego, como el bajo Aguado y en cuanto al coro, aunque el coro bilbaíno cantó en su nivel, no nos satisfizo ni la colocación marginal en escena ni el movimiento poco natural en la taberna  de Amiens. La escena tradujo amplitud y sencillez y hasta algún que otro efecto teatral interesante como el del barco que al final se dirige al desierto norteamericano, cuyo trayecto, como así mismo los desplazamientos a los lugares en los que transcurre la ópera, se apuntan con acierto en un gran mapa al fondo y alto del escenario.

A Roberto Devereux le faltó el lirismo elegíaco

“Roberto Devereux” de G.Donizetti. Reparto: Gragory Kunde (t); Anna Pirozzi (s); Silvia Tro (s); Alessandro Luongo (bar); Eduardo Ituarte (t); Javier Galán (bar);Gexan Etxabe (bar).  Coro de la Opera de Bilbao. Orquesta Sinfónica de Euskadi, Director de Escena: Mario Pontiggia.Director Musical: Josep Caballé Domenech. Palacio Euskalduna.Bilbao 21-XI-15.
                                             EN DONIZETTI  FALTÓ EL BELCANTISMO
                                                         Nino Dentici
Es muy raro y difícil que una voz que cante el rol de Canio en I Pagliacci de Leoncavallo y  cuya  actuación fue  un hito en Bilbao, interprete con el lirismo y el romanticismo necesarios este otro papel de Roberto Devereux de Donizetti. A pesar de lo atractivo de Gregory Kunde en cuanto su voz  se sitúa desde el registro central hacia arriba, son evidentes las oquedades, las afecciones  y la falta de luz en su voz en cuanto se sitúa en la parte central-baja, con la consiguiente pérdida de sutileza y el elegíaco canto requerido.  No se trata de que cante mal, ni mucho menos, sino que nos pareció una voz inadecuada para este papel. Algo parecido ocurrió con la soprano Anna Pirozzi, una cantante que luce su voz en el repertorio verista y que en esta obra tuvo que acomodarse a un papel de una soprano con la voz más lírica que la de ella. La napolitana se mostró muy  expresiva  y contundente, con un canto académico pero sin alardes ornamentales y muchas veces muy justa de voz en la zona alta de la tesitura, precisamente porque se trata de una cantante que interpreta papeles muy fuertes como la Abigail de Nabucco o Lady Macbeth.  Por el contrario, la elección del barítono Alessandro Luongo para cubrir el papel del duque de Nottingham  careció de calor por demasiado ligera. La voz del barítono italiano se mostró demasiado atenorada y si bien es cierto que se trata de un papel para un barítono lírico y no dramático, la hermosura musical que comprende su parte cantada no caló en el auditorio por esa falta de calor y de mayor cuerpo vocal. Impresionó mucho más la actuación de la soprano Silvia Tro que cantó con una voz potente y limpia, con un centro lleno y muy audible. Sin embargo y a pesar de lo dicho con anterioridad, hubo algo más capaz de inclinar la balanza hacia lo elogiable y fue la buena interpretación musical de la que gozó la obra. En efecto, bajo la dirección del maestro Josep Caballé, la Sinfónica de Euskadi supo extraer la elegante belleza de la partitura, sobre todo en esos momentos elegíacos de tiernas arias, de los dúos y los inspirados tercetos que caracterizan la maestría musical melódica donizetiana  Los coros de la ABAO no tuvieron la importancia adjudicada  en la anterior ópera y los partiquinos Ituarte, Galán y  Etxabe cumplieron con sus respectivos cometidos. La producción que venía de Las Palmas resultó amplia, no muy rica e incluso a veces extravagante como se pudo comprobar en las primeras escenas en las que tenía retazos mudéjares en una corte inglesa vestida  ad hoc. Siempre agradan los decorados que ilustran la época y esto es importante.

Despedida de la sinfónica de Euskadi

Concierto de la Sinfónica de Euskadi. Solista: Olena Tokar (s)  y Orfeón Donostiarra. Obras de Madina, Poulenc  y Berlioz. Palacio Euskalduna.Bilbao 9-VI-2015
Se despidió también la Sinfónica de Euskadi de la actual temporada. Lo hizo con el recogimiento que requiere el Aita Guria de Madina y gracias al inicial bello susurro vocal propiciado por el Orfeón donostiarra y al apunte firme de la soprano Olena Tokar. Siguió la interpretación de la tan variante Gloria de Poulen caracterizada por los continuos cambios de tempo, a veces de contexto tan dramático y otras de rápido ritmo. En esta obra del compositor francés lució más la voz de la joven soprano ucraniana, la cual respondió al miserere grandioso por parte del coro con el Amén final  filando in diminuendo muy efectista. Timbales y trompetas caracterizan la interpretación de la Sinfonia Fantástica de Berlioz, aunque siempre resulta agradable escuchar la marcha del cuarto movimiento y  el posterior desenlace con el Dies Irae final como tema de fondo y el predominio de las campanadas de la muerte. Nos gustó la dirección del maestro Jun Markl muy atento en todo momento  y en tan variado programa. No en vano dispuso para el éxito del acreditado orfeón guipuzcoano y de una joven y bella voz de soprano.