Musika-Música.Obras de Guridi y Musorgski. Sociedad Coral y Orquesta Sinfónica de Bilbao, Dirección musical: Lucas Macias.Teatro Arriaga 1-III-24.
CUADROS MUSICALES
El título del concierto inaugural de Musika-Música, se reflejó de un modo alegórico en los marcos colgados en la pared negra dispuesta al fondo del escenario del Arriaga. El programa anunciado iba a consistir en una noche de cuadros musicales, tanto vascos como rusos. Los que atañían a Guridi se iniciaron con el susurrante canto de la Sociedad Coral abordando el “Boga Boga” en pianísimo y con resultado muy efectista que se repetiría como motivo central del “Eusko Irudiak”. De inspiración abiertamente popular e impregnada del folklore, las conocidas piezas vascas de las que consta, desarrolladas por la Coral bilbaína y la Sinfónica, mostraron su hermosa armonía y su brillante orquestación. Apretujada al fondo del escenario, la situación de la Coral no fue la mejor y la más cómoda, al tener los más de ochenta músicos delante. De ahí que las voces de la agrupación nos llegaban algo atenuadas y sin demasiado vigor viéndose obligadas a superar a la ingente orquesta. En cuanto a los “cuadros” de Musorgski, compuestos en homenaje a su amigo el pintor Hartmann, nos pasearon con tristeza por la imaginaria exposición pictórica. La trompeta inició la pieza del nacionalista ruso con sonora nitidez, secundado luego por el buen trabajo del oboe, corno inglés y fagot en las llamadas transiciones de cuadro a cuadro o “promenades” (paseos) que sirven de cambio en los muy diferentes temas. Diez temas para describir los diez cuadros engarzados entre ellos por esa pieza que escuchamos varias veces. La nutrida sinfónica bilbaína, estuvo a cargo de Lucas Macías, entregado y muy centrado en ambas obras. Aunque más reconocido como oboísta, el onubense dirigió el concierto inaugural de Musika-Música con gran eficacia.
Musika-Música. Recital de Canto. Solistas: Sabrina Gárdez (S); Marco Evengelisti (Piano). Obras de G.Puccini. Palacio Euskaduna 2-III-24.
GRATA SORPRESA VOCAL
Elegimos asistir a este evento, el integral de las canciones de cámara de Puccini, no solo para recordar la belleza de estas, sino también con la curiosidad de comprobar la voz que iba a interpretarlas. No en vano cantar a Puccini requiere a una intérprete cuya voz se ajuste a una intensidad y a un colorido vocal que, en principio, resulta extraño que se dé en una joven soprano. La sorpresa fue muy grata porque la voz lírica de Sabrina Gárdez, se adecuaba con el estilo preciso. La cubana enseñó una voz con cuerpo, cálida y poderosa. Su canto, siempre en tesitura alta, no perdió la igualdad en sus diferentes registros, manteniéndose incólume en todo momento. Además, la joven soprano se mostró valiente al interpretar “Morire”, sin evitar el abordar las notas altas con naturalidad y dejando claro que está en posesión de aptitudes inusuales. Tal vez la corporeidad y volumen de su voz la impidieran controlar la intensidad en algunos momentos o que mostrara una mayor elegancia en su línea de canto. Sin embargo, también esa observancia en cuanto a dulzura la logró cuando en las últimas canciones, interpretó con gracia “Casa mia, casa mia” y luego con gusto y elegancia “Canto d´anima”. Bien secundada por el pianista italiano Marco Evangelisti, quien ejecutó con destreza el “Intermezzo” de la ópera Manon Lescaut, la joven soprano cantó como propina el “vals de Musetta” de La Boheme. La cantó con control y ese poderío vocal que no le faltó en ninguna de las doce canciones que figuraron en el integral de las canciones de cámara escritas por Puccini.
Musika-Música. Stabat Mater de Poulenc. Solistas: Camilla Tilling (S); Sociedad Coral de BVilbao y Orquesta Sinfónica de Navarra. Dirección: Perry So. Palacio Euskalduna 3-III-24.
GRANDIOSO STABAT MATER
En esta nueva ocasión, la actuación de la Coral bilbaína se mostró grandiosa, como hermosa es también la obra interpretada del francés Poulenc. La majestuosidad y la conjunción que mostró la agrupación en los movimientos lentos y tranquilos, tuvieron una respuesta enérgica en otros y sobre todo, destacaríamos en su haber la dulzura y compenetración lograda en los dos movimientos en los que intervinieron a capella. La agrupación bilbaína se sintió muy cómoda en ese canto alternativo del pianissimo al forte y así mismo, se convirtió en una ayuda esencial en las intervenciones de la soprano. Una soprano que mereció un éxito sin tacha gracias a una voz cálida y de afinados y certeros ataques a las notas altas. Volvió a solventar con facilidad su segunda intervención “Fac ut portem” con su escritura llena de saltos de tesitura y a la que el coro respondió con una elegancia de sonoridad murmurante. La artista sueca terminó su actuación con un movimiento final, “Quando corpus”, que fue de lujo al emitir la voz con una pureza y una afinación sin mácula. La dirección del hongkonés Perry So, titular de la orquesta navarra, nos pareció un tanto atlética por sus exagerados movimientos en el atril, si bien, la eficacia de su batuta pudo llevar a buen puerto la magnífica obra de Poulenc.
NOCTURNOS
Uno de los cierres del ciclo Musika-Música consistió en la actuación del trío formado por la soprano Isabel Molnar, la mezzo Ainhoa Zubillaga y el barítono Juan Laborería. Nos quedaremos con los seis nocturnos de Mozart cuyas interpretaciones a media voz resultaron muy elegantes y finamente interpretados Algunos de ellos basados en textos de Metastasio y sirvieron para óperas como Siroe u Olimpiade. El trío logró un bello color en esas canciones de amor a las que Mozart puso encantadora música. El resto del programa transcurrió en otros ambientes diferentes, aunque siempre con el denominador común de la nocturnidad musical. Intervenciones tanto en solitario como en dúo siguieron en un programa bien pensado y agradable. La originalidad de interpretar a trío un recital no deja de ser novedad y las tres voces recibieron el aplauso de los asistentes tras cantar el muy bello trío “Soave sia il vento” del Cossí Fan Tutte de Mozart.