Una maravillosa ejecución musical de la Sinfónica de Bilbao y el magnífico trabajo del maestro Carminati reflejando su fuerza y su destreza en solventar tantas rápidas intervenciones de tan distintas voces, no llegaron a colmar nuestros deseos. Tan solo el barítono Luca Salsi, dominador de la escena y artista de voz muy agradable se erigía en sustentador y firme columna de la obra. Su actuación se hizo muy natural y su canto siempre atractivo. La aparición en escena de la soprano Ainhoa Arteta no causó el efecto esperado en ese primer instante. Siendo una presentación muy teatral, la resolución del aria Io son l´umile ancella no satisfizo porque su voz, aún sin rodaje, evidenciaba un vibrato molesto que impedía que su canto spianato fuera bello. Fue tras la exposición del gran retrato colgante de Racine cuando todo cambió y hasta el tenor, estático y muy poco musical, se envalentonó y consiguió equilibrar vocalmente sus dúos con la soprano. La soprano guipuzcoana empezó a ser la actriz que representaba tras el monólogo, con el aria Poveri Fiori no exenta de filados y dulzura y con el espectacular final No, la mia fronte de manera entregada y pletórica de voz. Ni en los filados, ni cuando la voz se ve exigida en alta tonalidad le surge el vibrato y es cuando su color de voz, cálido y pasional comulga con su trabajo de actriz. Del tenor Bruno Ribeiro tan solo cabe decir que estábamos equivocados con el recuerdo de su intervención en Il Corsaro de hace un par de años. Dió las notas,pero con ahogo y no ofreció ni gusto ni pasión en su canto como requiere su papel y el color de la voz del personaje. La mezzo Luciana D´Intino, al igual que Arteta y como rival teatral y vocal, ofreció un dúo creíble porque ese momento, de ambas en incógnito, fue hermoso y sentido y en ese pasaje la mezzo enseñó una voz poderosa y oscura, además de aristocrática altivez. Nos gustó el buen trabajo tan franco y natural del tenor Francisco Vas, que hizo el rol del abate, poseedor de una voz limpia y de buen fraseo. Nos gustó la intervención del bailarín Igor Yebra, cuya coreografía tuvo que adecuarse al espacio que dejó el coro en escena. Si la parte musical tuvo dos fases, con el común denominador de la feliz dirección general del maestro Fabrizio Carmnati, la producción se mostró elegante, con un vestuario de época y el modernismo de la ágil movilidad de los elementos.
24 enero, 2014
La soprano Arteta con Racine y su Fedra
Por nino dentici
Acerca de nino dentici
Nino Dentici es el crítico musical del diario “El Correo”. Especialista en canto, lleva más de treinta años ejerciendo como conferenciante, escritor y miembro de jurado en Concursos Nacionales e Internacionales de canto. Desde muy temprana edad desarrolló una extraordinaria afición a la lírica dedicándose de lleno a este apasionante arte.
Ver todas las entradas de nino dentici
Esta entrada fue publicada el 24 enero 2014 en 16:13 y etiquetada con ABAO, ainhoa arteta, crítica, Nino Dentici, Opera y publicado el Sin categoría. Puedes seguir las respuestas a esta entrada a través de este feed RSS 2.0 .
Sígueme en Twitter
LIBRO EN EBAY
Ahora a 13,90€ (+gastos de envío)
Sitios de interés
Categorías
-
Únete a otros 314 suscriptores
Deja una respuesta