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CUATRO LIEDER PARA UNA GRAN INTÉRPRETE

Musika—Música. Misa de Schubert con el coro Musicus Koln y dirección de Christoph Spering. Lider Canto del cisne con la mezzo Elena Grajera y Cuatro últimas Canciones de Richard Syrauus con la soprano  Hanna Elisabeth Muller y la dirección de Rossen Milanov. Palacio Euskalduna 5-III-16.
Con un  coro ya conocido por su disciplina demostrada en anteriores ediciones como el Musicus Koln del maestro Spering, se inició la segunda jornada musical en el palacio Euskalduna.  Desde el inicio del íntimo Kirie de la Misa de Schubert, el conjunto se explayó en toda su dimensión sonora al llegar el Gloria, demostrando así que treinta voces bien amalgamadas también pueden sonar con estruendo. La labor de los solistas es mucho menor que la del coro ya que su participación es al mismo tiempo y lo mismo  y además con escaso lucimiento. El Benedictus aportó serenidad, así como el final, la cual transcurrió en un clima apacible como se requiere. A media tarde la mezzo pacense Elena Grajera abordó una serie de lieder acompañada de su habitual pianista Antón Cardó.  Enseñó una voz de color cercano a la de soprano y por ello echamos en falta el calor y la profundidad propias de la mezzo para el ciclo que cantó eso sí, con limpieza en el fraseo. Sería a última hora de la tarde cuando disfrutaríamos de lo mejor a cargo de la soprano Hanna Elisbeth Muller. Previamente, la Orquesta del  Principado de Asturias dejó firme huella de su clase al  ejecutar maravillosamente el Poema Sinfónica que narra las vicisitudes del personaje folklórico alemán llamado Till Eulespiegel. Tal vez lo más acertado en lo que se ha presenciado  hasta ese momento en el Euskalduna sucedió en la interpretación de las Cuatro Últimas Canciones de Richard Strauss a cargo de la soprano alemana. Gracias a una voz de bello color, a su control y dominio vocal, a su perfecta programación respiratoria y a su elegancia en la media voz, su versión de los lieder fue perfecta.  Cantó acorde al estilo que se debe y si pareció que no poseía potencia, no era necesario porque la muerte cercana necesita de un canto sereno y tenue.
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Repaso a arias de haendel en la bilbaína Musika-Musica

Gala de Opera. Musika-Musica. Solistas: Letizia Scherrer (s); Franziska Gottwald (m): Coro Musicus Koln y Das Neue Orchester.Obras de Haendel. Dirección Christoph Spering. Palacio Euskalduna 7-III-15-
Un variado programa consistente en aria de ópera y oratorios confirmó la calidad del coro Musicus Koln. Comenzó con el famoso “See The conquerin hero comes” que en origen  también lo encontramos en otra obra del mismo Haendel y que luego decidió añadir a este oratorio de Judas Macabeo. En este concierto el coro se dedicó a acompañar, es decir a comentar como actor secundario el canto de los solistas e incluso en tan breves  participaciones su colorido y perfecta armonía le hicieron descollar ajeno al ambiente de cámara donde sin duda resplandece. Como solistas cantaron la soprano Letizia Scherrer y la mezzo Franziska Gottwald, dos voces que sin demasiada potencia atesoraron gusto y un canto de suficiente coloratura. Habría que destacar a ambas en los adagios, pues la soprano sobresalió en si versión de la conocida aria “Lascia ch´io pianga” de la ópera Rinaldo y la mezzo en el aria “Ombra mai fu” de la ópera Xerse.  El apocalíptico Alleluia del Mesías coronó la presencia del conjunto músico-vocal alemán cantado por el excelente coro con ajuste y la alegría propia de la alabanza.

RECOGIMIENTO EN LOS LIEDER DE BRAHMS

Al estar tan mezcladas las voces del coro  de Colonia con las de la Coral bilbaína, no sabríamos decir la aportación de cada una de ellas a la obra, pero sí diríamos que reinó la armonía y compenetración en el conglomerado vocal para la interpretación de l intimismo de Brahms. Plasmaron dulzura en un fraseo quedo en la primera pieza y luego solvencia  cómoda en la segunda obra de tesitura más alta para el canto de  las diferentes secciones del coro. Tanto el Chorus Koln como el maestro Spering  son habituales en las celebraciones del ciclo musical y se puede decir que si bien algo exagerado en el gesto, el maestro proporcionó la espiritualidad  y el intimismo que afloran en cada obra. De manera pausada y solemne atacó su parte la mezzo Ingebord Danz, con bellos filados entre los acordes tenues que acompañaban suavemente su voz. Una voz  tal vez  poco voluminosa, pero de agradable color y proveniente de una cantante de mucho gusto. En fin, felicitémonos por la calidad del ciclo en general, por el multitudinario favor del público  y que basándonos en la letra de esta última Rapsodia de Goethe, con música de Brahms “Nos ha aclarado los ojos nublados para que podamos ver mil fuentes musicales”.

Dos corales para iniciar Musika-Música en Bilbao

 

 

 

Una equilibrada sonoridad por parte de la Sociedad Coral bilbaína y la buena musicalidad de la Sinfónica de Bilbao bajo la impecable batuta del maestro Neuhold  inició con  majestuosidad el ciclo Musika-Música de este año. En los atriles de los  miembros de l orquesta, la hermosa partitura de  Coral de Beethoven. Tras el adagio primero, con la destacada participación de los trompetas y timbales, seguida de la graciosa fuga del segundo movimiento y la serenidad  trasmitida por  las cuerdas en el tercero, los contrabajos aviaron con gravedad  la entrada al culmen coral de la obra. El maestro Neuhold que en todo momento daba muestras fehacientes del su conocimiento de la obra al dirigir sin partitura, hizo levantarse al coro para interpretar la parte cantada con solemnidad  Con gesto claro, dirigió al nutrido grupo coral de modo irreprochable y de manera también impoluta  la coral bilbaína sentó las bases garantes del éxito. De entre los solistas destacó la voz de la soprano Daniela Koler, muy sonora, así como también gustó la recia del barítono López al irrumpir  con autoridad en la entrada  a  la oda de la libertad  de Schiller. A partir de ahí la magnificencia, la armonía entre instrumentos y voces. Un comienzo digno con el que el público llenó el Auditorio  dando la salida  a  un ciclo musical que va siendo multitudinario.


BINOMIO ACERTADO en el cocierto de la soprano Olatz Saitua y el guitarrista Tobalina

Musika-Música. Recital de Canto .Solista: Olatz Saitua (s).Eugenio Tobalina (guitarra). Obras de Rodrigo, Tárrega y Falla. Palacio Euskalduna.3-III-13

 

Hay ocasiones en las que la orquesta suele  tapar la voz, otras en las que el instrumento musical acompañante resta protagonismo al cantante y más aún, hay orquestas que les hacen duplicar su volumen vocal debido a su sonoridad  en la ejecución. De ahí que  nos alegremos al toparnos con un binomio tan equilibrado como el formado por la soprano Olatz Saitua y el guitarrista Eugenio Tobalina. La clara voz de la bilbaína se movió muy cómoda en todo momento, su dominio vocal se hizo muy evidente y sus intervenciones rezumaban un aroma ligero y grácil. El delicado sonido de la guitarra de Tobalina  formaba un maridaje perfecto con la suavidad del canto de la soprano que gracias a su depurada técnica daba la impresión de que no se esforzaba al cantar. Hasta ofreció al final una canción melismática que la adornó sin exageración  y con gran musicalidad. Un binomio acertado en cuanto a sonoridad, conjunción y adecuación a un bonito programa


INTIMISMO EDULCORADO del requiem de fauré

Musika-Música. Requiem de Fauré. Solistas: Sylvie Wermeille (s); Fabrice Hayos (bar). Ensemble vocal Lausanne y Orquesta Sinfonía de Varsovia.Director: Michel Corboz. Palacio Euskalduna 1-III-13

Que el bello Requiem de Fauré tenga un carácter intimista no quiere decir que también se deba interpretar con un excesivo  color a pastel o de un modo demasiado plano. Es lo que nos pareció este Requiem dirigido por el maestro Corboz. Resulta hasta lógico que resultara así porque en un coro compuesto por una treintena de voces  la tendencia  en el canto es hacia lo suave y delicado .Además, un coro va evolucionando y es normal que cambien las voces con lo que la  calidad del conjunto también varía. En cambio los músicos polacos continúan manteniendo el nivel de exquisitez que han demostrado en anteriores comparecencias y además, la compañía del órgano que atesora el Euskalduna ha servido para reforzar el color sacro de la melodía. Si los solistas hubieran mostrado cierta calidad vocal, la obra hubiera salido ganando muchos enteros, pero en la versión que nos ocupa no se ha cuidado ese aspecto y tanto la aniñada voz de la souberette Sylvie  Wermeille, como la muy limitada del barítono Fabrice Hayoz, no ayudaron a que la interpretación en general alcanzara el nivel esperado.