En el resumen que vamos a realizar sobre la temporada de Opera de Bilbao (ABAO), dada la extensión que pudiera abarcar, dividiremos los títulos habidos en varios bloques. De esta manera, hoy comentaremos las dos primeras representaciones correspondientes a «Don Carlo» de G.Verdi y «Susannah» de Carlisle Floyd.
DON CARLO
Don Carlo” de G. Verdi. Reparto: Roberto Aronica (t); Annalisa Raspagliosi (s); Roberto Scandiuzzi (b ); Vladimir Stoyanov (bar); Marianne Cornetti (m); Luiz Ottavio Faria (b). Coro de la Opera de Bilbao y Orquesta Sinfónica de Bilbao. Director de Escena; Gian Carlo del Monaco. Director Musical: Riccardo Frizza. Palacio Euskalduna 18-IX-10.
La temporada de la bilbaína ABAO se inició con la ópera «Don Carlo» de Verdi allá por el mes de Septiembre del año pasado. Como ya sabéis es la historia del hijo de Felipe II enemistado con su padre por Flandes y por el amor de Isabel de Valois apoyado en todo momento por la fidelidad de su amigo el marqués de Posa .
El regista Gian Carlo Del Monaco reflejó con gran respeto el ambiente de la corte de FelipeII, primero por los grandes espacios que simularon con acierto patios y salones escurialenses y después por el rico vestuario exhibido. En esta impresión real y escénicamente grandiosa que nos ofreció Del Mónaco el coro y los cantantes se movieron con naturalidad y realismo en el atractivo argumento de la obra y el coro estampó su calidad con firmeza al cantar con la autoridad que le caracteriza su bella música. En este apartado, o sea en el del canto, no todas las voces tuvieron la fortuna o la calidad que reflejó la producción. Por ejemplo el canto legato, el canto refinado y bien matizado nos vino a través de la aterciopelada voz del bajo Roberto Scandiuzzi quien protagonizó con gran éxito, una vez más en su dilatada carrera, al emperador Felipe.
En esa misma línea de canto elegante habría que nombrar al barítono Vladimir Stoyanov. Probablemente haya sido la mejor actuación de este barítono lírico en Bilbao, pues no en vano el rol de Rodrigo, el marqués de Posa, es un compendio de hermosas melodías, además de sr un personaje lleno de virtudes y por ello de gran atractivo. A pesar del cuidado del maestro Riccardo Frizza en dirigir con temple y a pesar de la excelente interpretación de la Sinfónica de Bilbao, los encuentros del tenor Roberto Aronica y de la soprano Annalisa Raspagliosi pecaron de desafinación. Cierto que la voz del tenor se mostró firme y brillante en la zona alta, pero apenas cantó spianato, es decir, que su canto fue siempre altisonante y sin matices.
En cuanto a la soprano Raspagliosi, bastante hizo con lidiar un inesperado y complicado papel con el claro color de su timbre de voz. Un color de voz que se hizo también extensivo a la mezzo Cornetti, la cual gracias a que su voz es casi de soprano cantó mejor la segunda de sus aria (O Don Fatal) que la primera (Tessete i veli) en la que hace falta más arte. El bajo Luiz Faria mostró menos gravedad que Scandiuzzi y por ello su voz no se atuvo al papel grave y solemne del Inquisidor. En fin una ópera que dada su dificultad, gracias a un cierto equilibrio vocal y sobre todo a la música bien ejecutada y a la elegancia de la escena, abrió con dignidad la temporada .
SUSANNAH
“Susana” de Carlisle Floyd. Reparto: Latonia Moore (s); James Morris (B); Stuart Skelton (t); Cosmin Ifrin (t); Miguel Sola (Bar); Jose Ruiz (t); Vicenç Esteve (t). Coro de la Opera de Bilbao. Orquesta Sinfónica de Euskadi. Dirección de Escena: Robert Falls. Dirección Musical: John Mauceri. Palacio Euskalduna 16-X-10.
Comos segundo título, la ABAO había anunciado una obra norteamericana bastante representada en EEUU y de autor vivo como es Carlisle Floyd. «Susannah» narra la historia de una joven que vive en una zona rural cuyos miembros dictan las típicas y puristas normas morales llenas de hipocresía que acaban por dañar la virtud e inocencia de la joven agravadas por la llegada de un reverendo.
Basándose en la historia bíblica de Daniel, el compositor norteamericano Carlisle Floyd rehace el argumento de su ópera “Susana” con el otorgamiento de una mayor profundidad y dramatismo. El triunfo de la confianza en lo divino se traduce en esta otra mujer que de la ingenuidad pasa a la incredulidad y de la alegría a la desesperanza. El músico y a la vez libretista nos muestra el ámbito rural de un estado sureño en donde todavía reina la doble y falsa moral y el agobio social.
Desde el inicio, en la obertura, ya se respira el drama y la música acompañará a la palabra y sobre todo describirá la acción en una perfecta simbiosis. El canto, se limita ante todo al recitativo dramático que exige el argumento, pero no impide que se escuche un par de arias de la soprano Latonia Moore, sobre todo el del segundo acto cuando la partitura exigió a su aniñado timbre vocal el cantar piano y en alta tesitura la difícil frase “Vuelve, vuelve, vuelve”.
La soprano, perfectamente adecuada, adaptada y centrada al personaje compartió escena con el bajo-barítono James Morris a quien correspondió cantar la plegaria del perdón en la iglesia, consiguiendo una gran intención en su interpretación. La partitura no atesora grandes escollos y de ahí que las voces de los tenores Stuart Skelton y Cosmin Ifrin carecieran de momentos de protagonismo vocal y se tuvieran que acomodar a la acción con sus intervenciones en recitado.
Se podría decir que presenciamos una obra verista moderna, una ópera norteamericana en cuanto a lugar y a la acción, descrita por una música muy bien orquestada, a veces altisonante y siempre con una narrativa acorde a la acción. Se distinguió la Sinfónica de Euskadi bajo la dirección de John Mauceri y recordemos también la magnífica intervención del coro en la iglesia.
En cuanto a la producción, la rapidez en los cambios hizo que las compartimentadas escenas no parecieran tan cerradas y a falta de unión en su transcurrir.
22/05/11 at 21:51
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