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heroico Egmont con narrador y soprano

 

No suele ser muy habitual presenciar la obra Egmont de Beethoven en comunión con la letra de Gotehe . Lo normal es que se escuche aislada la ejecución de su preciosa obertura. En esta ocasión, el maestro Ros Marbá, al frente de la excelente Orquesta Ciudad de Granada ha tenido a bien ofrecernos la obra con la teatralidad  inherente  que conlleva en la descripción de la vida del héroe conde Egmont. El maestro Ros Marbá fue desgranando cada una de las diez secciones que consta la obra, describiendo con lectura clara las marchas, las alegrías y los sufrimientos de un pueblo frente a su opresor. Beethoven expresó sus preocupaciones políticas a través de la exaltación del sacrificio heroico del conde Egmont condenado a muerte y a su vez, la soprano Carmen Solís encarnó a su mujer, Clara, a través de sus dos bellos líeder. La primera de ellas, “Die Trommel geruhret” (El tambor conmueve) fue un allegro a modo de marcha en la que la soprano pacense mostró el calor tibio de su timbre vocal y luego, en el segundo “Freudvoll und Leidvoll” (En la alegría y en la Pena)  con un canto en una tesitura más alta, reflejó su la brillantez.  Esta versión teatralizada, tiene también un narrador  que va describiendo las vicisitudes  de la historia y el encargado de ese relato recayó en Rafael Taibo, declamador de  fraseo claro y sonoro, aunque tal vez algo tajante en la entonación o si se quiere una pizca falto de matiz. Una obra espléndida en la que  se distinguieron no solo las cuerdas, sino también unas limpias trompetas, sobre todo en el brioso allegro final.

 

 

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un magno requiem de verdi para despedir el año por la asociación amigos de Kraus

Requiem de G.Verdi. Solistas: Carmen Solís (s); Mª Luisa Corbacho (m); Andeka Gorrotxategi (t); Ruben Amoretti (b). Orfeón Donostiarra y Orquesta Sinfónica de Bilbao. Director: Oliver Diaz, Palacio Euskalduna, Bilbao 30-XII-13
Ya en el aterrador Kyrie del comienzo del Requiem verdiano, el Orfeón guipuzcoano empezó a dar muestras de la magnitud y fuerza  que atesora en esos momentos  y otros momentos en los que la batuta del maestro Oliver Diaz  exigía lo máximo.  En ese contexto magno y efectista, el director había situado  a las trompetas a en lo alto, a ambos lados del escenario, ofreciendo un bello juego sonoro.  Luego, los chelos acompañaron el profundo “Mors Stupebit” del bajo. Un cantante este, de agradable color vocal, con notas graves envueltas en terciopelo, aunque una piz ca falto de potencia. Se podría decir que le faltó la potencia que sobraba a la mezzo Mª Luisa Corbacho, solo que  la mezzo mallorquina, casi soprano,  careció de dulzura  en su canto altisonante. El tenor Andeka Gorrotxategi no fue la luz que iluminara como ocurre otras veces con su bien timbrada voz  y su “Ingemisco” apenas trascendió. Puede que el lirismo que encierra la  obra no le proporcione la comodidad a una voz como la suya llamada a partituras más heroicas. La soprano Carmen Solis deparó musicalidad y expresividad  con su cálida voz. Bien valió  toda su parte final “Libera Me”, para inclinar la balanza  hacia la interpretación positiva en unión de un coro espléndido y una dirección escrupulosa, muy  indicativa de los más mínimos detalles, al frente de una orquesta conjuntada y de valía como es la BOS.

DOS VOCES POTENTES para romanzas de zarzuela

Musika-Música. Romanzas de Zarzuela. Solistas: Carmen Solís (s); Abdeka Gorrotxategi (t).Euskalduna 2-III-13
Para salvar una gran orquesta como la catalana del Vallés compuesta por un gran número de músicos y una altisonante sonoridad, se requerían dos voces potentes y voluminosas. Afortunadamente las tuvimos en la soprano  extremeña Carmen Solís y en el tenor vizcíno Andeka Gorrotxategi. Ambos se entregaron con un programa generoso y si la voz de la soprano llegaba cálida y aterciopelada, la del tenor se mostró brillante y bañada en un acero bien templado. No hubo notas extremas y ambos se movieron entre el Sol y el LA en el registro agudo, pero  tampoco  suele ser normal encontrarse con la hermosura del registro grave y  central que ambos atesoran y ni mucho menos hallar cantantes con  el squillo y la seguridad  en algún que otro SI bemol que el tenor Gorrotxategi nos obsequió. Escuchamos dos voces exuberantes que pudieron rivalizar con la orquesta del Vallés cuyo director Rubén Gimeno atendió a su conjunto y no tanto en su inmisericordia hacia los cantantes. La bonita serata ofreció un amplio abanico de las romanzas más conocidas de la zarzuela a través de dos voces potentes si bien la del tenor más atractiva y brillante.