Requiem de G.Verdi. Solistas: Carmen Solís (s); Mª Luisa Corbacho (m); Andeka Gorrotxategi (t); Ruben Amoretti (b). Orfeón Donostiarra y Orquesta Sinfónica de Bilbao. Director: Oliver Diaz, Palacio Euskalduna, Bilbao 30-XII-13
Ya en el aterrador Kyrie del comienzo del Requiem verdiano, el Orfeón guipuzcoano empezó a dar muestras de la magnitud y fuerza que atesora en esos momentos y otros momentos en los que la batuta del maestro Oliver Diaz exigía lo máximo. En ese contexto magno y efectista, el director había situado a las trompetas a en lo alto, a ambos lados del escenario, ofreciendo un bello juego sonoro. Luego, los chelos acompañaron el profundo “Mors Stupebit” del bajo. Un cantante este, de agradable color vocal, con notas graves envueltas en terciopelo, aunque una piz ca falto de potencia. Se podría decir que le faltó la potencia que sobraba a la mezzo Mª Luisa Corbacho, solo que la mezzo mallorquina, casi soprano, careció de dulzura en su canto altisonante. El tenor Andeka Gorrotxategi no fue la luz que iluminara como ocurre otras veces con su bien timbrada voz y su “Ingemisco” apenas trascendió. Puede que el lirismo que encierra la obra no le proporcione la comodidad a una voz como la suya llamada a partituras más heroicas. La soprano Carmen Solis deparó musicalidad y expresividad con su cálida voz. Bien valió toda su parte final “Libera Me”, para inclinar la balanza hacia la interpretación positiva en unión de un coro espléndido y una dirección escrupulosa, muy indicativa de los más mínimos detalles, al frente de una orquesta conjuntada y de valía como es la BOS.
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