La Cenerentola de Rossini. Elenco: J.Maria Lo Monaco (M); Edgardo Rocha (T); Paolo Bordogna (Bar); Bruno de Simone (B); Marta Ubieta (S),Maria J.Suarez (S). Coro de la Opera de Bilbao Y Orquesta Sinfónica de Bilbao. Dirección de Escena: Jean Phillipe Clarac. Direcci´pn Musical: Antonello Allemandi. Palacio Esukalduna 19-XI-16-
Los elementos dispuestos para la realización de esta Cenerentola , dejaban adivinar que poco se podía ofrecer, como así fue. Desde antes del comienzo de la representación, con el escenario a la vista , ya se podía imaginar el resultado visual que nos esperaba al ver la colada tendida en lo alto como si fuera una corrala y como si Angelina, la protagonista, fuera solo una lavandera. En contraposición al libreto que reza que hay palacios, carrozas, bodegas y fiestas, la producción se desarrolló por otros derroteros y además de manera pobre. Por lo tanto prevaleció escénicamente lo más barato. Se vió un vestuario inconexo, con unos personajes ataviados con equipación de jugar al polo, otros como pilotos de avión, un coro trajeado y dos hermanas que en su comicidad, al final fueron las destacadas. Además, echamos en falta la mucha creatividad que se necesita para reflejar un enredo y sobre todo mover a los cantantes en un espacio tan limitado como es una tarima.
Desde el punto de vista vocal y empezando el comentario por la mezzo Lo Monaco, habría que decir que posee coloratura, es decir, una buena agilidad para solventar y cantar las semicorcheas y los trinos con limpieza, tal como pudimos apreciar en el rondó final. Pero claro, no es lo mismo demostrar esa agilidad con la voz liviana que con una más pesada y en justicia habría que decir que la voz de la mezzo italiana se nos hizo asopranada, sin apenas gravedad andrógina en las notas bajas, que son tan bellas en una mezzo. Por otro lado, pensamos que salimos a la par con la sustitución del tenor, ya que Edgardo Rocha nos mostró lo mismo que en el caso del sustituido tenor mejicano Camarena, o sea, una voz de tenor ligero, con suma facilidad en el registro alto. Si tuviéramos que diseccionar ambas voces, diríamos que la del mejicano Camarena es más ágil y limpia en la coloratura y que la del uruguayo es de más bello color. Nos alegramos de que hubiera estado disponible porque no son tantos los tenores que puedan cantar este rol del principe y lo tengan en repertorio.
El bajo bufo De Simone es un consagrado rosiniano y el suyo era un papel importante. Enseñó la voz, agradable y sobre todo ágil como requiere el papel, pero si no hay una dirección escénica con ingenio, que no la hubo, al veterano bajo bufo no le quedó más remedio que acudir a la experiencia. Nos gustó la voz del barítono Paolo Bordogna, extensa y sonora, aunque de vez en cuando no fuera muy afinado su canto, y como ya se ha comentado, nos gustó mucho la caracterización, la mímica y la armonía que mostraron las sopranos Marta Ubieta y Maria J.Suárez, las únicas que reflejaron comicidad además de buen cantar. Sobre el barítono-Bajo Petros Magoulas quien encarnó a Alidoro, no es menester un comentario. Visitaba de nuevo Bilbao y se ponía de nuevo alfrente de la buena orquesta sinfónica el maestro Allemandi, uno de los pocos que han sido galardonados con la medalla de la ABAO por su extenso trabajo en tantas óperas. Vino con la partitura bien aprendida y con la energía para dar brío y viveza a la obra a fin de que no cayera en la pesadez. Su mano izquierda dirigió en todo momento a los que pisaron la escena, fue meticuloso en los concertantes y claro en el llamativo Sexteto “Questo é un nodo avviluppato” cercano al final de obra. Como se dice en Casablanca, “siempre nos quedará…” el buen coro de Bilbao, aunque esta vez fuera solo la formación masculina.
25/11/16 at 21:36
adjunto comentario enviado al Correo para tu información. Te sigo en tus criticas sobre música ,principalmente ópera ,pero últimamente discrepo bastante de tu opinión .Saludos miguel goyarrola.