A modo de largo suspiro la Sinfónica bilbaína comenzó su primer concierto de la temporada. Los violines y vientos de madera una vez que acometieron en pianísimo y en alta tonalidad el preludio de Lohengrin, las voces de la soprano alemana Anja Kampe y del tenor australiano Stuart Skelton se adentraron en la interpretación del “Das susse lied” del tercer acto. Ya desde este comienzo del dúo que se canta en la cámara nupcial, las dos voces mostraron su adaptación al canto wagneriano. Voces corpóreas y firmes, tal vez con más calidad en la del tenor y de mayor expresividad en la soprano. La narración del Grial por parte de tenor, “In “fermem land “, mostró el dramatismo que encierra el momento a la vez que sirve de recapitulación de este motivo en el preludio. El tenor Stuart Skelton nos enseñó una voz de lírico-spinto de absoluta igualdad en sus registros y una brillantez sin mácula. La soprano Kampe a su vez, poseyendo una voz hermosa, evidenció un par de notas a las que le faltaba brillo que volvía a adquirir cuando pasaba al canto alto de cabeza. Así al menos nos pareció cuando cantó muy sentida y bellamente la muerte de Isolda. El dúo fnal del concierto, tenso y sostenido se refirió al que Sigmundo canta a la añorada espada que le prometió su padre “Ein schweert verhies” en el que las dos voces wagnerianas rubricaron un concierto hermoso y difícil. La del tenor penetrante, bien timbrada y brillante, la de la soprano hermosa y corpórea, aunque no tan bien timbrada y limpia en su emisión..
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