
En el ámbito operístico, se podrían resumir los comentarios acerca de una temporada teniendo en cuenta el resultado de cada título en concreto, o bien, basándose en los solistas que han actuado, en los directores invitados o en las producciones presentadas, Sin embargo, esta temporada 2021/2022, la que hace el número 70 en la existencia de la ABAO, llevará en adelante el marchamo de que ha servido como cierre del llamado “Il Tutto Verdi”.
El galardón a la representación más completa de esta temporada se lo otorgaríamos a “Los Cuentos de Hoffmann”, la ópera de Offenbach que la abrió. Lo habitual en esta ópera es que los diferentes papeles protagonistas de soprano sean interpretados por cantantes diferentes, ya que los roles de Olimpia, Antonia y Giulietta, así como el de Stella del final de obra, requieren voces diferentes. Sin embargo, el autor pretendía que fuera una única soprano la que cantara cada personaje. Esto último se consigue cuando una artista de unas capacidades vocales y técnica depurada acepta el desafío. La soprano Jessica Pratt lo aceptó y fue capaz de adaptarse sin escollo a los tres personajes. Un “Hat Trick” de mérito. Como también pretendía Offenbach, los cuatro villanos fueron perfectamente interpretados por el bajo Simón Orfila. El cantante menorquín personificó el mal con gran presencia escénica, con la gravedad requerida en lo vocal y se mostró absoluto dominador de las escenas en las que apareció.
“Cavalleria Rusticana” e “I Pagliaci” le siguieron en méritos. En la primera, se esperaba con expectación la presentación en Bilbao de la mezzo Ekaterina Semenchuk, unas expectativas hartamente cumplidas tras escucharla en el papel de Santuzza. La mezzo bielorrusa agradó sobremanera por su homogénea voz y potente voz. De Jorge de León hay que recordar la intensidad con la que cantó el aria del payaso “Recitar…Vesti la giubba”. Fue una hermosa guinda a la actuación de un tenor cuya voz se acopló perfectamente al verismo rural.
La tercera posición la ocuparía el segundo reparto de “Madama Butterfly” por el equilibrio vocal resultante La capacidad dramática de la pacense Carmen Solís fue evidente, una Butterfly íntima pero capaz de trasmitir la tragedia de su personaje. El tenor Javier Tomé derrochó seguridad. Cantó siempre valiente y sin temor a los agudos. Su broncínea y penetrante voz acompañó a una actuación escénica creíble dentro de la antipatía que suscita el personaje. Cerró su canto con el final “Addio fiorito asil” brillante, entregado.
La cuarta representación en el ranking clasificatorio podría ser el del otro programa doble como fueron “La Voix Humaine” y “Una Tragedia florentina”. La carencia de arias, dúos y coro en favor del monólogo en “La Voix Humaine” de Poulenc o el trato de las voces tan solo como instrumentos de conversación en “Una Tragedia Florentina” de Zemlinsky, requieren otros puntos de interés que sirvan de atractivo. En consecuencia, la atención se centró en el talento interpretativo de la actriz-cantante Nicole Beller Carbone.
“Alzira” ocupó la quinta plaza en el ranking. Dejando al margen la mediocre producción peruana, la interpretación vocal superó unas expectativas que en principio eran muy pobres. Se trata de una ópera con argumento inca que terminó siendo cantada por dos artistas españoles. Tanto la soprano Carmen Solís como el tenor Sergio Escobar cuajaron sendas actuaciones que valieron el beneplácito del público.
Finalmente, no puede haber comentario alguno sobre la representación de “La Clemenza di Tito” de Mozart, porque no se puede comentar lo no presenciado. La ABAO inusitada y sorprendentemente, no facilitó un pase para la crítica escrita. Este único hecho teatral que privó de un comentario critico en la “premiere” a la prensa especializada. El “chocolate del loro” aplicado por la ABAO marginó al lector del periódico ya que no fue posible conocer la opinión critica de la representación mozartiana.
Deja una respuesta