
Con un programa basado en lieder de Schumann y Debussy, se presentó en el teatro Arriaga bilbaíno el barítono y reconocido liederista alemán Christian Gerhaher. Acompañado como es habitual en él por el excelente pianista Gedrold Huber, el binomio alcanzó cotas de máximo nivel en la interpretación de este tipo de canto. La exquisitez del acompañamiento pianístico y un programa ad hoc, proporcionaron al recital un notable cariz intimista. En consecuencia, Gerhaher cantó los lieder casi siempre a media voz, susurrando la letra, con gran control y pureza estilística.
Apenas enseñó la voz plena, salvo cuando interpretó el primer lieder de la serie de los húsares de Schumann,“Der Husar Trara”, en el que, finalmente, apreciamos su timbre claro de barítono atenorado. Ante tal recogimiento nos pareció que cantaba para sí mismo y en esa tonalidad e intensidad tan marcadamente leve y ligera, su canto resultó doblemente matizado con un fluir constante de enriquecedores colores vocales. Buscó en todo momento el color y la intensidad apropiados a la nota que debía cantar y hasta pecó de afectación en esa búsqueda en favor de la perfección sonora. Su gran técnica le permitió modular un poético fraseo y en su afán de mostrarnos sus delicados pianíssimi a veces cayó en el falsete como ocurrió al cantar los poemas de Mallarmé con música de Claude Debussy.
Por otro lado, cada palabra, cada nota tenía su importancia gracias a que Gerold Huber al piano sin afecciones ni exageraciones estuvo a su servicio y la armonía en ambos se hizo palpable. Christian Gerhaher compareció en el Arriaga para un público purista, amante del canto íntimo, lejos del ajetreado dramatismo, tal vez un tanto hierático con el público, pero nunca inexpresivo y nunca alejado del sentimiento.
Deja una respuesta