
Con el debido protocolo y con las limitaciones exigidas por la situación del momento, asistimos el pasado lunes al concierto protagonizado por el falsetista alto o mezzosoprano Carlos Mena y la soprano Jone Martinez. Lo primero que habría que destacar es el rescate musical por parte de Carlos Mena de algunas obras de varios compositores preclásicos o barrocos al programar piezas semi olvidadas y cuyos nombres en la actualidad se hallan en el olvido. Además y a falta de programa de mano por exigencias sanitarias, el cantante alavés explicó la importancia de autores como Francesco Durante o Agostino Steffani, en su tiempo, además de centrar también las vicisitudes musicales y expresivas de las piezas cantadas. La base de la programación del recital fueron las Cantatas cuyos hiperbólicos textos tuvieron tanto en el falsetista como en la soprano un sinfín de inflexiones y una suma expresividad. Tanto él como ella mostraron una gran compenetración y lograron un bellísimo color en los dúos que interpretaron. Lógicamente se adivinó de inmediato un arduo trabajo previo de ambos y en el estudio de esa preparación programática e interpretativa el resultado dio lugar a una exquisita velada. A sus respectivos claros fraseos y a la dulzura lineal de sus cantos, cuando cantaron las Cantatas de Bononcini y Haendel exhibieron una agilidad vocal sin mácula. El canto en adagio, sentimental y melancólico había dado paso al allegro ágil y trepidante en los que ambos reflejaron su excelente técnica. Se iba oscureciendo y el claustro de San Telmo entraba en la penumbra cuando los artistas dejaron de cantar y los dedos de Carlos García Bernalt dejaron de presionar las teclas de su clave. Previamente el clavecinista salmantino nos había deleitado con una pieza de Steffani y siguió deleitando con un acompañar pausado e inteligente. En resumen, una velada de gran nivel interpretativo y muy interesante por ese rescate y estudio posterior de obras llenas de sentimiento y expresividad.
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