La Creación de Haydn. Reparto:Alicia Amo (S); Gustavo Peña (T); Thomas Tatzi (BAR). Coro Haydn del Baus. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Producción de La Fura del Baus. Dirección de Escena: Carlus Pradissa. Dirección Musical: Juan Ramón Encinar. Quincena Donostiarra 2-VIII-18
Plasmar en escena con movilidad e ingenio un oratorio no resulta fácil. El reto propuesto por La Fura del Baus aportó sin duda un tanto de excentricidad y otro tanto de innovación con un resultado, desde el punto de vista teatral, que se puede decir que fue llamativo y satisfactorio. La escenificación estrenada hace un año en Aix en Provence fue un motivo esencial en la teatralización de la obra. Pero además de la intrínseca grandeza del oratorio, hubo otros elementos que cumplieron con el cometido de guardar esa grandiosidad. Citemos por ejemplo la orquesta bilbaína cuya ejecución, limpia y delicada sirvió para apreciar la calidad musical que encierra. Citemos la dirección del maestro Juan Ramón Encinar frente a la variedad temática que atesora la obra de Haydn, imprimiendo al conjunto un grato color y el preciso estilo. La composición del texto en lengua alemana no fue impedimento para los componentes del coro, de manera que ni la poética de la Génesis del Antiguo Testamento, ni los poemas de John Milton y las partes basadas en su “Paraiso Perdido”, desmerecieron en absoluto. En la concepción visual del oratorio que La Fura del Baus nos ofreció, la estética se inclinó hacia un vestuario en el que primó la túnica fluorescente, las modernas filmaciones en el telón de fondo y una gran parafernalia en el atrezzo. Esta dedicación de Carlus Pradissa, el responsable escénico, hacia el teatro y hacia la realización de su idea, condujo a las voces a ciertas incomodidades, tales como el canto en las alturas, el canto agobiado por las posturas, el canto asfixiante del cantante tras salir de una cubeta llena de agua. Ciñéndonos al ámbito vocal, poco podemos comentar ya que la ampliación de las voces, eso sí técnicamente depurada e imperceptible, desvirtuó el color vocal y la potencia de la soprano ligera Alicia Amo. La técnica nos hizo suponer que la voz del tenor Gustavo Peña era muy potente y la del barítono Thomas Tatzi de gran extensión, con notas graves audibles. En cuanto al coro, esa misma técnica amplificadora hizo que las voces estuvieran siempre empastadas y cantaran al unísono estuvieran donde estuvieran apostadas. Lo cierto es que menos de treinta coralistas, daban la impresión de que sonaban como ochenta. Lo dicho, un oratorio teatralizado que a la mayor parte de los asistentes, sin duda, encandiló.
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