LA BOS DESPIDE EL AÑO CON PUCCINI

Concierto de Navidd de la BOS. Misa de Giacomo Puccini. Solistas: Aquiles Machado (T); Ruben Amoretti (B). Orquesta Sinfónica de Bilbao. Dirección: Karen Kamensek. Palacio Euskalduna 22-XII-16.

Aunque no es habitual encontrar al frente de una orquesta a una mujer, la directora musical norteamericana Karen Kamensek controló con energía y autoridad a nuestra Sinfónica. Sus gestos fueron comedidos y exactos para los músicos y mostró una mano izquierda muy clara para el coro y los solistas. Captó perfectamente la esencia de Puccini en su bello poema  sinfónico, para luego dejar rienda suelta a tarantelas y barcarolas rosinianas. Vino a continuación la Misa del compositor de Lucca con el inicio de las cuerdas precediendo a la plácida Kyrie que entonaron  las voces de la Sociedad Coral Bilbaína. El conjunto bilbaíno mostró su agilidad en una Gloria allegro con el siempre aparatoso acompañamiento de los instrumentos de metal  y terminar con majestuosidad  el número.  En el Gratia Animus Tibi se le escuchó por primera vez al tenor Aquiles Machado. El hasta hace un par de décadas admirado tenor, únicamente conserva el color de su recordada bella voz tan solo en su centro, porque perdía brillo al subir de tonalidad, asi como en el apianando. La sección masculina de la Coral expuso homogeneidad y reciedumbre al atacar el Qui Tollis Peccata Mundi , contrarrestada inmediatamente por el Miserere delicado y sentido de las féminas y  acabar conjuntamente y con maestría el fugado y difícil Cum Sancto Spirito. Al llegar al Credo, volvió a cantar el tenor Aquiles Machado el número  Et Incarnatus  muy justito de nuevo. Dio paso de inmediato  al Barítono- Bajo burgalés Ruben Amoretti quien enseñó una voz extensa, cálida en los graves y abaritonada y suficiente en la parte alta del pentagrama en su Crucifixus y en su posterior Benedictus. El Agnus Dei cantado a duo entre ambos resultó precioso dada la inspiración que atesora y el final piadoso de la obra reflejó la identidad de un coro que disfruta con la delicadeza y la finura del canto spianato.