Recital de canto. Solista: Julia Lezhneva (soprano). Pianista: Michael Antonenko. Obras de Haendel, Rossini, Bellini, Mozart. Quincena San Sebastian. 6-VIII-13
Resulta fácil adivinar que la soprano Julia Lezhneva será en breve una cantante muy cotizada. Sus veintidós años no le impiden el manifestar una depurada técnica de canto. No en vano, cuando cumplió los dieciocho ya cantó con éxito en Pésaro y con veinte triunfó en Salsburgo, de manera que si algo ajeno al canto no lo impide, ya se vislumbra una nueva diva. No es que ya cumpla con todos los considerandos para juzgarla como tal a su corta edad, pues el color de su voz es todavía muy fresca y ligera y a kla voz le falta calidez, pero ya domina el canto y para ella los escollos canoros no tienen secreto y su coloratura es admirable. De hecho, es donde se encuentra cómoda, cuando la escritura se vuelve endiablada por los trinos y los arpegios, es entonces cuando su bonita voz se transforma en la de una calandria y asombra su facilidad al interpretar a Rossini y a Haendel. Además, no es que triunfe por sus naturales dotes y sensibilidad musical, sino que en escena fue capaz de mostrarse segura y con inusitada madurez.. Otro joven, el pianista Michael Antonenko le acompañó con dulzura y sabiduría y exhibió sus facultades con un “Improntu” de Schubeet bien ejecutado.
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