Recital ABAO On Stage. Solistas: Rocío Ignacio (S); Carlos Alvarez (Bar); Rubén Fernandez Aguirre (Piasno), Obras de Saint Saens, Carpentier, Puccini, Leoncavallo, Verdi. Bilbao,Sala de la Filarmónica 17-IV-21.

Este último concierto dentro del denominado “ABAO On Stage” tuvo el marchamo distintivo de una floreciente serie de halagos, homenajes, recuerdos e incluso la participación hablada dirigida al público de todos los participantes como si estuvieran en casa. En el programa figuraron sendos estrenos de arias pertenecientes a óperas no representadas en Bilbao, algunas de ellas muy exigentes. El barítono Carlos Alvarez dio buena cuenta de ellas con gran solvencia y adecuado estilo. Estaba cantando con una voz de gran amplitud, poderosa y de muy grato color hasta que le sobrevino un incómodo carraspeo en el aria “Eri Tu” de la ópera Un Ballo in Maschera de Verdi. No contento, esperó que terminaran los tímidos aplausos del público y abordó de nuevo la nota fallida final en la palabra “D´Amor” esta vez con firmeza y exuberante fiato, con lo que la autocorrección le valió el unísono aplauso general.
Su compañera en el concierto, la jerezana Rocío Ignacio, no tuvo un momento de reposo y no solo por la dificultad inherente a lo que cantó, sino por la exigencia de un canto siempre a plena voz, lejos del spianato y de la dulzura lineal. Su voz es ciertamente muy penetrante y potente y con ella aborda todo tipo de situaciones estilísticas, pero sin atender al uso de la dulzura de la media voz.
No hubo muchas propinas y quizás no hubiera hecho falta “I Feel Pretty” de West Side Story simplemente para evitar ver sentarse amigablemente junto al pianista al gran barítono malagueño y bailar luego con la soprano mientras esta interpretaba la canción de Bernstein. Comparativamente con los recitales anteriores tanto de la soprano Oropesa como de la mezzo Rachvelishvili, a este le faltó brillo artístico. Sobró hasta el brusco pataleo del pianista marcando el ritmo en las tablas del escenario. Un desliz que el maestro Fernández Aguirre no había cometido nunca, pues siempre atiende con precisión y elegancia su acompañar pianístico. Esperemos con ansiedad la llegada de la soprano Radvanovsky y sobre todo de la tambien soprano Yoncheva para que nos volvamos a situar en lo alto de un concierto distinguido.
Deja una respuesta