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Quincena Musical Donostiarra. Obras: Te Deum de A.Dvorak; Psalmus Hungaricus de Z.Kodaly; Sinfonía Nª 2 de Schumann. Intérpretes: Katerina Knezikova (S); Adam Plachetka (T); Gyula Rab (T).Orfeón Donostiarra y Escolanía Easo. Mahler Chamber Orchestra. Dirección Musical Jakub Hrusa. Auditorio Kursaaal 2-VIII-19.
Alabanza en la cantata Te Deum de Dvorak, una obra de carácter casi alegre. Resulta una curiosidad que la obra se iniciara con el timbal y la orquesta con aire de fanfarria versallesca en la introducción de una obra en principio religiosa. Dvorak se aleja de esa religiosidad y da a entender que la obra tendrá un recorrido seglar. El coro, es decir, el Orfeón Donostiarra exultante en su primera intervención, deparó toda la gama del cromatismo del que hace gala la partitura y acompañó a la soprano en su diálogo en pianísimo. Katerina Knezikova cantó su parte con comodidad y su ligera voz no encontró escollo alguno y además mostró gusto al cantar. Le acompañaba en esta obra el anunciado como barítono Adam Plachetka. No nos pareció tal barítono, pues el color de su voz, la tesitura de su parte de canto y la desnudez en su gravedad vocal le asemejaban más a un tenor spinto. Tras el Alleluya final interpretado a dúo entre ambos cantantes y coro, el programa incluía el Psalmus Hungaricus de Zoltan Kodaly. Una obra que rara vez se escucha y que el maestro Jakub Hrusa ha tenido a bien presentar en la Quincena. Se trata de una obra en la que Kodaly hizo un paralelismo entre un texto que narra las penas del rey David y el sufrimiento de los húngaros debido a la desastrosa situación en la que quedó Hungría tras el tratado de Versalles en la primera guerra mundial. La obra cuenta con un solo cantante solista que es el tenor Gyula Rab, cuya voz se verá acompañada en muchos momentos por el clarinete. Este artista alternó bien el canto anhelante con el fervor y la ternura, pero al ser su voz ligera la faltó reciedumbre en los momentos suplicantes y pasionales. El desafiante final juega con el Orfeón y la Escolania Easo al completo y este final de obra ofrecido por los dos conjuntos respondió a lo que es verdaderamente una oración cuyas últimas palabras van muriendo con suavidad hasta el absoluto silencio. De gran efecto.
7 agosto, 2019
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