UNA HERMOSA SEMIRAMIDE

Semiramide de G.Rossini. Reparto: Silvia dalla Benetta (S); Daniella Barcellona (M); Simón Orfila (Ba-Bar); José Luis Sola (T); Richard Wiegold (B); Itziar de Unda (S); Joseo Fadó (T); David Sánchez (B). Coro de la Opera de Bilbao. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Dirección de escena Marina Bianchi. Dirección musical: Alessandro Vitiello. Palacio Euskalduna. 16-II-19

 

ABAO OLBE Semiramide Febrero 2019 E. Moreno Esquibel EG 395

 

Semiramide, sin duda, es una hermosa ópera de puro bel canto y además la más extensa de Rossini junto  con Tancredi. Parte de la dificultad que tiene esta ópera para su representación es conseguir al menos dos solistas femeninas que logren salir invictas del arduo trabajo de coloratua.  De un lado, la soprano,  con la complicada aria “Bel raggio lusingghier”  y a su vez la mezzo, con “Ah quel giorno ognor rammento” y la titulada “Si Vendetta” del segundo acto con sus respectivas cabalettas. Así mismo, debemos citar los dos bellísimos dúos, sobre todo el segundo “Giorno d´orrore e di contento” que cantan Arsace (la mezzo) y Semíramis ( la soprano)  que nos indica con claridad la fuente en la que se basó Bellini para su ópera Norma con su famoso dúo “Mira o Norma”.

Ambas artistas cumplieron con creces. La soprano, a la que recordábamos con agrado de su  comparecencia en Il Corsaro de Verdi en la temporada del 2010, se mantuvo firme y poderosa vocalmente en todo momento. Silvia dalla Benetta cantó con agilidad, sin evitar trinos, escalas y otros adornos a su poderosa voz. Sus ataques a las notas altas siempre gozaron de la afinación  y  su canto en general, resultó de una absoluta seguridad. A decir verdad, diríamos que no echamos de menos, ni mucho menos,  a la norteamericana  Angela Meade, la prevista en principio para interpretar este papel.

En cuanto a la mezzo triestina y ya casi bilbaína, Daniella Barcellona, diremos sin pestañear que no habrá otras dos mezzosopranos que encarnen con tanta verosimilitud un rol como el de Arsace. Tanto por su caracterización como por  sus ademanes acordes a su papel varonil,  como por la coloratura vocal, la mezzo cuajó una actuación soberbia. No podemos añadir ni restar nada a su Arsace, sino alabar su entrega canora  y su trabajo escénico.

En el lado masculino al citar en primer lugar al bajo-barítono Simón Orfila estamos inmediatamente obligados a acudir a su escena de la locura, una página en la que Orfila derrochó entrega y voz. Es un cantante acostumbrado a enseñar su voz con plenitud. Por ello, apenas acudió a la media voz y cantó con mucho volumen y de forma enfática. De  ahí que también resultara un Assur  idóneo,  pues ha de representar a un personaje malvado y vengativo y su oscura voz se ajusta perfectamente  a ello. Llevó a cabo una gran escena, dominándola  vocalmente y con gran energía.

En cuanto al tenor José Luis Sola, fue éste quien  cerró el cuarteto solista principal interpretando a Idreno.   Sin ser  específicamente un tenor de coloratura al tenor navarro se le conoce por la elegancia de su línea de canto, por su claro fraseo, por la afinación en el canto y por la facilidad en el registro agudo. La muestra de su arte la expresó en su primer aria cantada con gran belleza y luego en el dúo con Semíramis  “Quai mesto gemito”. Nos sorprendió  algún pequeño desajuste en un Re sobreagudo en la segunda parte del aria “La Speranzza piú soave”.  Una anécdota que estamos seguros corregirá en otras funciones.

Participó en el éxito de la representación la soprano Itziar de Unda encarnando a Azema con voz clara y desinhibición escénica, por encima en mérito del bajo Richard Wiegold  que fue un Oroe de voz cansada. El maestro Alessandro Vitiello condujo el entramado musical con refinamiento y minuciosidad. Delante le apostaron en el foso no solo a la Sinfónica de Bilbao, sino también al coro de la Opera de Bilbao y en ese agobiante reducto, el coro que posee un papel dominante y es protagonista de la fuerza dramática de la ópera, hasta llegó a cantar bien y se le escuchó debidamente. Una gran prueba para la Sinfónica bilbaína poniéndole obstáculos en el camino y otra prueba más dura para un coro invisible y sin movimiento. La vedad es que la producción de esta Semiramide de subsuelo, con figurantes que surgen de criptas o agujeros del submundo, de módulos horizontales impidiendo un libre movimiento escénico,  fue tan zombi que ya no sabemos a qué atenernos.

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Acerca de nino dentici

Nino Dentici es el crítico musical del diario “El Correo”. Especialista en canto, lleva más de treinta años ejerciendo como conferenciante, escritor y miembro de jurado en Concursos Nacionales e Internacionales de canto. Desde muy temprana edad desarrolló una extraordinaria afición a la lírica dedicándose de lleno a este apasionante arte. Ver todas las entradas de nino dentici

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