Recital de Canto, Solistas: Magdalena Kozena (Mezz0) y Mitsuko Uchida (Piano). Obras de R. Schumann, Hugo Wolf, A, Dvorak y A.Schoenbrg. Sala de la Filarmónica. Bilbao 15-I-19-
Volvió a lucir la sala bilbaína una de esas veladas de canto que complacen y se recuerdan. Magdalena Kozena compareció con un programa a base de lieder con un común denominador en gran parte de ellas, el maravilloso fiato que exhibió. Tanto los lieder de Schumann en los que se narra a la joven Maria Estuardo añorando su tierra adoptiva, Francia, como preocupada por su legado o temerosa de su muerte, requerían una gran programación respiratoria, además una voz poderosa, sin afecciones y un absoluto control en la intensidad. Eligió unos lieder con evidente alta tesitura, muy bien seleccionados porque la cantante checa es una mezzo lírica, con un color de timbre cercano a una soprano. Este tipo de voces a caballo entre mezzo lírica y soprano dramática en un tiempo se les conocía cono sopranos Falcon. Magdalena Kozena apenas se movía junto al piano y su impactante figura dominó el canto y la presencia escénica durante dos horas con apenas veinte minutos de descanso. De los más de cincuenta lieder de Hugo Wolf, cantó once cuyas notas finales las sostenía de manera interminable. En la segunda parte y cantando en su propio idioma, el checo, la mezzo imprimió la exacta dosis de belleza y a su generosidad canora, añadió una gran ternura. Las Canciones de Cabaret de Schoenberg, resultaron tonales, sencillas y musicales, con la sorpresa de comprobar que eran diferentes a aquellas obras que le hicieron famoso y las cuales pertenecían a uno de sus primeros trabajos remunerados en un cabaret. Como ocurre con los grandes artistas que necesitan a otro grande al lado, sentada al piano figuró la excelente acompañante Mitsuko Uchida, siempre atenta con su seria mirada a las tácitas órdenes de la intérprete en pos de lograr la conjunción y perfecta simbiosis, en pos de esa tan complicada armonía. Vivimos una excelente velada gracias al despliegue de poderío vocal, fraseo muy expresivo y arte, de la mezzo Kozena y a ese buen hacer y elegancia digital en el teclado de la japonesa- británica Mitsuko Uchida.
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