La Traviata de G.Verdi. Reparto: Elena Kuznetsova (S); Victor Mendelev (T); Valeri Khraponov (BAR); Coro y Orquesta de la Opera Rus de Rostov. Dirección Musical : Mikhail Pabuzin. Palacio Euskalduna 24-III-18.
La compañía de Rostov eligió bien el título para presentarse en Bilbao, pues no en vano La Traviata es una obra que siempre gusta se cante o no se cante bien. La visita extemporánea o inesperada de una compañía para representar una ópera, siempre causa cierta inquietud en la valoración cualitativa general y a veces las expectativas no favorables se allanan cuando surge una agradable sorpresa en la voz de algún solista. En esta ocasión no fue el caso, pero sin embargo, tal vez por el juego de luces o por el clasicismo de un vestuario de época o por un coro homogéneo y entonado o incluso por los números de baile de los gitanos en la fiesta, la representación alcanzó la mínima dignidad exigida. No aludimos a las voces, porque la voz de la soprano protagonista, Elena Kuznetsova, estuvo lejos de la frescura y de la limpieza tímbrica y además no quiso saber nada de las agilidades del primer acto ni de los agudos que contiene su partitura. Su partenaire, el tenor Victor Mendelev, enseñó una voz de agradable color, igual en sus registros y cantó afinado y sin rehuir del agudo. Tal vez se le apreció un tanto falto de poderío, probablemente por su emisión engolada, pero el caso es que no tenía dificultad en los escollos complicados de la zona alta del pentagrama. En realidad fue él quien le dio una pátina de calidad al reparto, pues el barítono Khraponov se dedicó a beber de la taza de café en el hermoso dúo del segundo acto y luego cantó un «Di Provenza» sin ternura ni elegancia. Gustó el coro, siempre conjuntado y sobre todo en la escena del baile de los gitanos y toreros, apoyados por unos excelentes bailarines quienes fueron los que verdaderamente dieron valor a todo el conjunto. La orquesta bajo la batuta del maestro Mikhail Pabuzin sonó muy irregular, pues a veces marcaba un ritmo infernal y en otras ocasiones una desesperante lentitud. De todos modos, sean bienvenidos este tipo de compañías de ópera pues dan la oportunidad a muchos aficionados de presenciar títulos a precios económicos sin ningún ánimo crítico, tan sólo de apreciar una buena música o un título por primera vez.
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