Orpheé et Euridice de W. Gluck. Öpera-Ballet por el Ballet National de Marseille.Cantantes Solistas: Blandine Folio (M); Ingrid Perruche (s); Mayles de Villoudreys (s). Coro de la Fundación Principe de Asturias y Orquesta Oviedo Filarmonía. Coreografía: Frederic Flamand. Dirección Musical: Marzio Conti. Teatro Arriaga 23-V-14
Se había anunciado como Ballet y de hecho, fue el Ballet de Marsella la que actuó, pero se trataba sobre todo de la ópera cantada que compuso Gluck y que Frederic Flamand experimentó poniendo en escena ambas disciplinas al mismo tiempo. La delicadeza de la música lo admite, la placidez del canto del coro y los largos interludios sinfónicos permitían la aparición del ballet en escena. La duda surge cuando se piensa si al canto le conviene una distracción ajena o si el espectador profundizará suficientemente en él, presenciando tanto movimiento escénico. La coreografía, tan variada y atlética contuvo arabesques, brisés volés y fouettes y otros muchos pasos más de ballet clásico, pero su desarrollo en escena generalmente llega a parecer monótono en esa variedad. Fue un ballet cuya coreografía tuvo más en cuenta el físico que el clasicismo elegante. Resultó interesante el desdoblamiento de los personajes, ya que cuando cantaba Orfeo (de blanco) hanía otro que bailaba y lo mismo sucedía con Euridice (de azul turquesa) y con el coro. El papel de Orfeo recayó en la voz de la mezzo Blandine Folio, admirable artista en cuanto a expresividad, claro fraseo y belleza musical. Su voz nos pareció equiparable a la que debía ser en un Alto castrato, es decir un poco más aguda que la voz de una mezzo. Tampoco se hizo desdeñable la participación vocal de la soprano Ingrid Perruche, la cual exhibió una voz con cuerpo y por tanto cálida y vigorosa, eso sí, menos clara o ágil que la que mostró la soprano Villoudreys. Excelente la dirección del maestro Marzio Conti, haciendo que la orquesta sonara de manera muy delicada, a veces a cámara lenta, pero siempre refinada.
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