“La Boheme” de G.Puccini. Reparto: Inva Mula (s); Stefano Secco (t); Carmen Romeu (s); Simone Piazzola (barl ); Manel Esteve (b); Roberto Tagliavini (bar):Alberto Arrabal (bar). Cpro de la Opera de Bilbao. Orquesta del Teatro Regio de Parma.Dirección de Escena: Emilio Sagi. Dirección Musical: Miguel A. Gómez Martinez. Palacio Euskalduna 18-V-13
Al broche del cierre de la temporada le correspondió un premio en forma de medalla de plata, ya que si bien su interpretación resultó académica y correcta, no alcanzó el del oro como ha ocurrido en anteriores títulos. La ópera ganó muchos enteros a partir de la segunda mitad, cuando se hace más dramática, cuando la música adquiere su pausada belleza. Fue entonces cuando el canto de la soprano Inva Mula gustó por la exhibición de su mezza voce, por la suavidad de su línea de canto. Fue también en esta segunda parte de la representación cuando mejor cantó el tenor Stefano Secco y en la que su afilada y penetrante voz se mantuvo segura y más firme. En la primera mitad predominó la seriedad y la falta de desenvoltura en escena. Se hizo raro que Emilio Sagi en una producción que conocía perfectamente no profundizara en la acción de los cantantes. Incluso la escena del café Momus tardó en reactivarse y mostrar cierta algarabía bohemia gracias a la intervención del coro. No hubo brillo ni ligereza juvenil en la buhardilla parisina, ni siquiera en la dirección lenta del maestro Gomez Martinez que hizo que los dos raccontos tanto del tenor como de la soprano nos parecieran muy pesados. El tenor más valiente y menos recurrente que la soprano, pasó apuros en la nota final de su aria y más aún en el agudo del dúo que cantó tras los bastidores. La soprano por su parte, desde siempre ha sido dada a realizar filados en las complicadas notas en el registro alto y ese efectista recurso le sirvió para guarda su voz y deparar su arte durante toda la segunda parte de lucimiento. A destacar la actuación de la soprano valenciana Carmen Romeu tanto en el canto a través de una voz potente, como en el aspecto teatral tan natural y desinhibido. En cuanto a los colegas habitantes de la buhardilla, destaquemos al barítono Simone Piazzola cantante de grato timbre de voz y en menor medida por el entubamiento de su voz, al bajo Tagliavini que cantó bien su “vecchia zimarra”.
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