Entrañable y meritorio fue el acto que presenciamos en el Campos bilbaíno con ocasión del homenaje que hace la Asociación Musical de Cámara al maestro Guridi. La ocasión era propicia no solo porque dicha agrupación cumplía los treinta y cinco años de vida musical, sino porque en sus filas milita como mezzo la hija menor, Juli, del admirado maestro. Repleta de jóvenes instrumentistas que se cuajan y adquieren la experiencia suficiente como para dar el salto profesional a una renombrada orquesta y la inquebrantable ilusión de las curtidas voces del coro, se dio un repaso a conocidas obras del mismo Guridi. Entre las voces pudimos apreciar la cálida y agradable de la mezzo Elena Roldán en un precioso Ave Maria y del conjunto nos quedaríamos con la compenetración y atención mostrada en la ejecución de la canción “Aldapeko” cantada muy afinadamente a capella. El concierto sirvió también para despedir al maestro Txaber Fernandez del que nos quedará el recuerdo de la realización de su adaptación tan original y a la vez meritoria del popular “Hator, hator”.
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