Recital de Canto. Solistas: Katharina Konradi (S); Ammikel Bushakevitz (piano). Obras de Schubert, Rachmaninov, Fauré, Ginastera y Montsalvatge, Sdad, Filarmónica 16-II-23.

Con aspecto de colegiala, con la voz fresca y ligera, se presentó en la Filarmónica bilbaína la soprano Kirguisa (de Kirguistán) Katharina Konradi. En principio, se la vio estática en escena y con poca expresividad gestual lo que denotó su inexperiencia. Sin embargo, la voz le corría con facilidad y su ligereza la hacía penetrante y sonora. Con absoluta naturalidad y sin afecciones, interpretó el primer bloque de lieder propios para su joven voz de un único color y aún sin posesión de una gama cromática variada. Cantó a Fauré con alegría y se desenvolvió bien en los lieder románticos que no requerían profundidad. En el segundo bloque enseñó también un amplio fiato y cantó con mucho gusto y gran sensibilidad la conocida “Standchen”, verdadera joya de los lieder de Schubert. En la segunda parte, con las canciones del argentino Ginastera ya hubo más problemas, pues además de un fraseo poco claro, le faltó gracia, salvo en la excelente versión que ofreció de “Triste” con la que alardeó de notas “pianíssimi”. Esa misma carencia en la limpieza del fraseo se percibió luego al abordar las tres canciones del gerundense Montsalvatge. De todos modos, creemos que por ahora debiera evitar interpretar lieder en general, ya que se caracterizan por la gravedad y requieren una carga emocional que suelen acompañar a una voz más madura. Junto a la soprano, se sentó al piano el israelí Ammiel Bushakevitz. Aunque también joven, demostró su valía con una digitación en el teclado limpia y fina, acompañando a la voz con la conjunción precisa.